sábado, 30 de mayo de 2009

LUIS ALFREDO ARANGO (Guatemala 1935-Guatemala 2001)

Vicente Antonio Vasquez Bonilla recuerda a LUIS ALFREDO ARANGO.

DE MEMORIA

En Bonampak la tierra tiene ingravidez de plumas
dibujadas por el sol;
la tarde pinta murales de cadmio anaranjado;
cenizas de volcanes extinguidos se levantan
y en el aire inventan dioses y batallas.
Porque después de todo el sueño es nuestra única heredad,
en Uaxactún me quedo a descifrar la piedra donde duermen
-más que números y fechas- estas huellas de gente que murió,
que amaba, que también cortaba flores y aleteaba
tras el anca del jaguar y las sonoras pisadas de la lluvia.
En Tikal, escalinata prodigiosa,
soy un pobre forastero deslumbrado.
Recuperadas luna de otra edad,
fino envoltorio de polvo que guardo en la memoria,
no quiero más tesoro que estos nombres que descorren cielos verdes,
ceremonias emplumadas con fragancia de copal y miel silvestre.
Te sitiaron los pumas, Quiriguá,
te devoraron águilas y tigres amarillos
que tenían en los ojos jeroglíficos tallados
de un antiguo calendario.
Beso el barro,
amo el estuco delicado,
me inclino ante los sabios estelares,
ante el pueblo que contaba los luceros y escribió sobre basalto
la única historia verdadera que se ha escrito en esta tierra.

IDEA VILARIÑO (Montevideo, Uruguay 1920-1989)

Liceo Poético de Benidorm recuerda a Idea Vilariño

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré donde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

BLANCA SANDINO (INDAH) (Oviedo 1946-Cádiz 2009)

Edith Checa recuerda a Blanca Sandino

VEN

(Ven Mujer a quien no conozco Amiga,
toma mi mano y forma las alas de una paloma en vuelo con la tuya.)

Ven:
adentrémonos en un "ábrete sésamo" perfumado de espliego y alhucema.
No hay nada que temer: nos nombrarán relámpagos y truenos
y un huracán de arena, sangre y fuego
desecará -en nuestros ojos de mujer- las lágrimas
(pero yo lloraré por ti cuando haga falta
porque sé que tú lo harás por mí, cuando la haga.)

Ven.
No temas. Aún en medio del estruendo, nos oiremos
(sabremos escucharnos)
dame tu mano, y cuando la luna, de puntillas en la rama de un cerezo de Marzo,
el rojo de la rosa vuelva plata,
hablando -o en silencio- robemos a la noche oscuridades
y el gris-oscuro-arma que, hoy, asola nuestras vidas.

Ven.
Busquemos. Busquemos en un "ábrete sésamo" perfumado de espliego y alhucema
aquel espejo en el que no hace mucho la PAZ se contemplaba,
y en el que sin pudor, podrán mirarse mis palabras,
que el mar de la memoria,
queriendo o sin querer -por ti y para ti- torna poema.

CARLOS HERMOSO (Sanlúcar de Barrameda 1942-Sevilla 2008)


Edith Checa recuerda a Carlos Hermoso

CERCA DE LAS COSAS

Estoy tan lejos
que nadie vendrá a buscarme.
Encontré un país de brujas y duendes
donde siempre es mañana
y viven gentes con nombres
que no hace falta pronunciar.
Escribo poemas inconclusos en hojas de sauce.
Tengo los bolsillos llenos de luciérnagas
que me alumbran por dentro.
He aprendido a conversar con las flores
y a leer en las nubes.
Respiro vendavales
y oigo hablar a los pájaros.
Estoy lejos de todo
pero cerca de todas las cosas.

JOSÉ MARIA PINILLA (Barcelona 1951- Cabrera 2009)


Edith Checa recuerda la poeta José María Pinilla

OLOR A LIBERTAD

¿A qué sabe la palabra libertad?
¿Con cuántos dedos desabrocha la camisa
del lamento? ¿Por qué le sangran
los dedos de los pies?
Y siempre,
siempre huele al ayer o al mañana,
nunca a presente.

¿Porqué se calza con renuncio y
se escribe de prestado?

¿Por qué no huele a flor, a danza
o a tarde de septiembre?

Tan ciega, con su postura de perdón,
sin cobardía, ni arrogancia,
pura inercia por la gloria,
abierta a la sonrisa de la aurora,
fuego, fuego que nunca se agota.

¡Miradla! Es la confianza en la conquista,
ni huele a tierra, ni sabe a cielo.
Cocina la ternura, reposa del fracaso,
y anda,
sin limosna, entre restos,
temblores de ruido,
fiesta suspendida entre los ojos,
siempre con su vocabulario novedoso,
sin dinero, ni pobreza,
sin saldo en su tarjeta, torpe
como un inventario o un balance,
intentando ordenar un tiempo,
una claridad o un desencanto.

¿A qué huele la palabra libertad,
si no es a nieve,
a propiedad o desahucio?