sábado, 14 de marzo de 2015

LUZ MARÍA JIMENEZ FARO (Madrid 1937-2015)

Edith Checa recuerda a Luz María Jimenez Faro, fallecida hace dos días en Madrid. Poeta, ensayista, editora y rescatadora de escritoras olvidadas y desconocidas. Siempre te he admirado, amiga en la poesía.




No lo sabíamos entonces.
La vida era un derroche
de verbos clandestinos
y nuestros huesos eran
un frugal hervidero
de narcisos.
                                    Pero no lo sabíamos.

La luz como un incendio
ceñía nuestros cuerpos
de extraño resplandor
para mirar los días
como si fueran redes
donde atrapar los sueños.
La vida era otra cosa.
                                     Pero no lo sabíamos.
Entonces nos urgía
inaugurar palabras,
conjugar nuevos verbos,
traspasar los celajes
oscuros de la tarde
y sentir la pasión
de aventuras errantes.
No todo era mentira.
                                      Pero no lo sabíamos.
El tiempo no existía
y el tacto de la vida
era un puro espejismo.
Y es que estábamos presos,
del tiempo y del destino.
La muerte silenciosa,
calladamente pálida,
crecía con nosotros.
                                      Pero no lo sabíamos.


sábado, 7 de marzo de 2015

JUAN RUIZ DE TORRES (Madrid 1931-Madrid 2014)

Edith Checa recuerda a Juan Ruiz de Torres

ENCUENTRO EN POMPEYA
Casa de Pitius, Pompeya 
Hacia el fin de la noche
tu voz me fue llenando la inconsciencia,
lentamente sentida,
asimilada perezosamente. 
En la corriente oscura, casi áfona,
flotaban las palabras
- como piedras sin engastar, apenas
un resplandor fugaz, un hambre muda -.
 
Trataba, conmovido, de buscarte,
de asir, por un instante al menos,
tu ser, que tantas veces
fue mío, pero en vano:
tus ecos se perdían,
poco a poco más leves, más difusos.
 
Desesperado, lúcido que al alba
mi despertar sería tu pérdida incesante,
luché, grité al vacío,
concentré mi pasión, mi sed antigua.
 
En el instante último,
casi al doblar la esquina de la aurora,
te encontré en el torrente en que me hundía
y pasé junto a ti, del otro lado.
 
El alba fría y húmeda
iluminó la alcoba
donde sólo quedaba mi huella en la almohada...
 
Milagro concebible: estar unidos,
más allá de la vida y la memoria,
en la tierra brillante de los sueños.