NO TODOS ESTÁBAMOS VIVOS
Sí, en nuestro primer encuentro dijiste:
¡Qué bien te veo!
Eran tus ojos que desvirtuaban la realidad
atravesaban los desconchados
las huellas del desplome
los contrapuntos del dolor
y se hincaban en lo hondo
penetraban en el óvalo entre ventrículo derecho
y anillas de esternón entreverado.
Yo sonreía, complacida o alertada, dualidad absoluta.
Cuando tantas voces reiteran la misma mentira
es que debo estar realmente mal.
El espejo tras el vaho compacto
mostraba lo que ya palpaban mis dedos
flaccidez, estrechez, minimalismo
ropas que cuelgan
pantalones que arrastran
sujetadores medio vacíos.
Retroceder a cuándo?
Mi adolescencia, mi despertar púber
mis primeros 50 kilos
cuando todo florecía
y era jabata en la jungla
recién estrenada de la vida.
Ahora la delgadez no es estética
tiene nombre científico
anorexia de neoplasia
no busquéis en googlees
tan fácil como decir
que el tumor se auto-alimenta
de mis reservas, mis depósitos de grasa
mis almacenes de proteínas
mis curvas y mis promontorios
Ahora voy a la moda
talla de jovenzuela,
ceñidos que no ofenden
protegida de bucles y lorzas
el rostro afilado
pero los ojos vivos y brillando
Me siento en paz
con sandalias de niña chica
camisetas con leyendas
y tejanos de cintura caída
¿Puedo pedir más a un miércoles de abril?.
Brotan mariposas,
emisarias de tanto bueno por vivir
pies alados y la calle abierta esperándome,
perdonar si me ausento,
me llama la primavera.
Consol S. Buendía