lunes, 24 de agosto de 2009

MATILDE LADRÓN DE GUEVARA (Chile 1910-2009)

Carmen Castejón recuerda a Matilde Ladrón de Guevara


MULATA

FLOR

(a Nicolás Guillén)

El ébano y marfil se desposaban

en la cubana risa de los pianos.

Bajo el trópico y caña almibarada

hay dos flores desnudas en un tallo.

Grácil negro emigrado -sangre esclava

del corazón del Africa- sediento

bebió el amor de la española blanca

en la blanca vasija de sus pechos.

Feliz grito de nieves y carbones.

Riego el polen. Símbolo violento.

Nació un matiz, otra alma de aquel sexo:

Mulata flor, tu raza de eslabones

eleva un himno ausente en represalias,

en Cuba, patria siempre autorizada.

sábado, 8 de agosto de 2009

ÁNGEL GONZÁLEZ (Oviedo. Asturias 1925- Madrid 2.008)


Leonor Rodríguez recuerda al poeta Ángel González.

CARTA SIN DESPEDIDA.

A veces,
mi egoísmo
me llena de maldad,
y te odio casi
hasta hacerme daño
a mí mismo:
son los celos, la envidia,
el asco
al hombre, mi semejante
aborrecible, como yo
corrompido y sin
remedio,
mi querido
hermano y parigual en la
desgracia.

A veces -o mejor dicho:
casi nunca-,
te odio tanto que te veo
distinta.
Ni en corazón ni en alma
te pareces
a la que amaba sólo
hace un instante,
y hasta tu cuerpo cambia
y es más bello
-quizá por imposible
y por lejano-.
Pero el odio también me
modifica
a mí mismo,
y cuando quiero darme
cuenta
soy otro
que no odia, que ama
a esa desconocida cuyo
nombre es el tuyo,
que lleva tu apellido,
y tiene,
igual que tú,
el cabello largo.
Cuando sonríes,
yo te reconozco,
identifico tu perfil
primero,
y vuelvo a verte,
al fin,
tal como eras, como
sigues
siendo,
como serás ya siempre,
mientras te ame.


EUGENIO MONTEJO (Caracas 1938-España 2008)


Un año

Vuelvo a contarme aquí mi vida
otra tarde de otoño
viejo de treinta y tres vueltas al sol.
Vuelvo a replegarme en esta silla
palpando su inocencia de madera
ahora que el año hace su estruendo
y me sacude fuerte, de raíz.
En la terraza inicio otro descenso
al infierno, al invierno.
Sangran en mí las hojas de los árboles.

ÁNGEL CAMPOS PÁMPANO (San Vicente de Alcántara 1957- Badajoz 2008)

Poema Cercano, A Lo Que Importa

El cielo de la tarde aún es un incendio, una piedra quemada
que lentamente envejece. El aire es limpio y bajo como un
nuevo placer que tú desconocías. Se alboroza el silencio.
Melodía de alas entre las hojas vivas. Escondido en la tela, te
sobrecoge un pájaro, un pájaro imposible, negado para el
vuelo, un deseo ilusorio enredado entre las ramas,
enmarañado en el paisaje; un pájaro atrapado al que le
niegan el poder de ascender, el de ausentarse…

ALEJANDRO AURA (México 1944-Madrid 2008)

DESPEDIDA

Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.

¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,
allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas
esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra,
eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo
con mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzas
en el que el tiempo se mueve tan despacio
que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.
O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan
las luces iridiscentes por secretear con sus mejillas
de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,
esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.
O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando
que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.

Lo que queda no hubo manera de enmendarlo
por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,
ya estaba medio mal desde el principio de las eras
y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse
a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,
de modo que se queda como estaba, con sus millones,
billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,
esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos
y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.
Nos vamos. Hago una caravana a las personas
que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.


JORGE ENRIQUE ADOUM ( ECUADOR 1926 - Quito, 3 de julio de 2009)


El desenterrado

Escapa por tu vida: no mires tras de ti.
Génesis, XIX, 17


Si dijeras, si preguntaras de dónde
viene, quién es, en dónde vive, no podría
hablar sino de muertos, de substancias hace
tiempo descompuestas y de las que sólo
quedan los retratos; si preguntas de nuevo,
diría que transcurre el cuarto al fondo
de la casa, que conserva destruyendo labios
como látigos, rostros, restos de útiles
inútiles y de parientes transitorios
en su soltera soledad.

Pero ¿quién puede todavía
señalar el lugar del nacimiento, quién
en la encrucijada de los aposentos, halla
la puerta por donde equivocó el camino?

Detrás de su ciega cerradura, el hombre
y su mujer ajena, que la tarde devuelve
puntualmente, suelen engañarse con amantes
abandonados o difuntos, desvestirse a oscuras,
cerrar los ojos, primero las ventanas, y con la voz
y con las manos bajas, incitarse a dormir
porque hace frío. Pero un día despiertan
para siempre desnudos, descubren la edad
del triste territorio conyugal, y se toleran
por última vez, por la definitiva, perdonándose
de espaldas su muda confesión de tiempo compartido.

Y a través de caderas sucesivas, volcadas
como generaciones de campanas, el seco río
de costumbres y ceniza continúa, arrastra
flores falsas, recuerdos, lágrimas usadas
como medallas, y en cualquier hijo recomienza
su antepasado cementerio.

Y es duro apacentar
el alma, y es preciso salvarla de la tenaz
familia: apártala de tu golpeado horario
y sus descuentos, defiéndela renunciando
a las uñas que ya nada pueden defender,
ayúdame arrancando las difíciles pestañas
que al sueño estorban, las ropas, las
palabras que establecen la identidad
desenterrada.
Porque desnudo y de nuevo
sin historia vengo: saludo, grito, golpeo
con el corazón exacto la vivienda
del residente, quiero tocar sus manos
convertidas en raíz de mujer y de tierra, y otra vez
pregunto si estuve aquí desde antes,
cuándo salí para volver amando este retorno,
si he llegado ya, si he destruido
el antiguo patrimonio de miedo y abalorios
por donde dios se abrió paso a puñetazos,
si cuanto tuve y defendía ha muerto
de su propio ruido, de su propia espada,
para sobre la herencia del salvaje tiempo
y sus secretos, para sobre sus huesos
definitivamente terrestres y quebrados,
sobre la sangre noche a noche vertida
en la verdura rota, en los telares,
recién nacer o seguir resucitando.



TRINA MERCADER (Torrevieja. Alicante 1919- Granada 1984)


Yo soy esa muchacha que ha besado la tierra
Para posar en algo los besos que le sobran.
Yo soy esa muchacha que desea callando
Lo que se aleja siempre de su mano vacía.
Blanda pulpa jugosa para mecer el aire;
blando temblor intacto que una caricia anega.
Sedienta y absoluta,
muchacha que ha besado la curva de sus hombros,
que se acaricia, lenta, con dolida ternura.
Garganta donde canta la sagrada alegría,
donde los gritos crecen de plenitud ahogados.
Muchacha sola y firme que, arrebatadamente,
para sí misma crece su vegetal milagro,
cuando la tierra vuelca su prometida entrega
y una dulzura virgen va invadiendo los ramos.
Y este otro poema que hemos preferido entre otros:
TRANQUILIZAOS. Miradme.
He dado a mi silencio siete vueltas de llave.
Verdugo de mi misma, con mi propia violencia
Voy cercenando el tallo de mi sangre;
La entraña que mantiene mis cortadas raíces,
hiriéndome en el signo por el que soy,
negándome.
La angustia que me crece no la sabréis. Miradme.
Llevo oculto mi fuego,
Mis hondas libertades.
Quiero vivir muriendo
sin este denso enigma
que me resume toda en duro arcángel.
Quiero ser vuestra, sí.
Quiero ser sólo madre.
O mujer. Mujer sólo, sin reverso ni orilla
Y amaros en silencio, dulce, pasivamente,
Sin que lo sepa nadie.

viernes, 7 de agosto de 2009

JACINTO LÓPEZ GORGÉ (ALICANTE 1925-MADRID 2008)

Hoy he sentido tu latir cercano,
la vida que en tu pecho se encendía.
Hoy he tendido toda la armonía
de un dulce seno tuyo en esta mano.

Aún me quema calor tan sobrehumano
pájaro en vuelo que en mi mano ardía.
Y vigilo mis dedos, noche y día,
dedos que buscan tu dulzura en vano.

Pero me queda tu calor. Y siento
que otra vez tengo aquí tu seno breve,
pequeño como tú, mi fiel pqueña.

Y con cuanto celar escondo al viento
mi mano tibia por la gracia leve
de un latido inmortal que mi alma sueña.

MARIO RIVERO (COLOMBIA 1933-2009)


POEMITA

Tuve un pequeño pájaro
que cantaba para mí cada día
cuando el alma se estaba entumeciendo
y descarrió su vuelo.

Tuve una pequeña moneda de oro
hecha en los siglos anteriores
-y sin equivalente-
y la perdí en la arena.

En un lejano viaje
encontré una pequeña rosa -no corriente-
-sin con qué comparar-
pero otro peregrino la quebró de su tallo
y la prendió en su ojal.

¡Ah pequeña rosa
pequeño pájaro
pequeña moneda!

¡Qué fácil para alguien como yo morir!

BLANCA VARELA (PERÚ 1926-2009)

Nadie nos dice

Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa
sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal
comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta


ULALUME GONZÁLEZ DE LEÓN (URUGUAY 1932-2009)



LUGARES

No sé donde está el árbol
que me hace estar tán lejos
ahora que se acerca

No sé si yo lo traigo
o si es él quien me lleva

Un hilo desde el fondo de su tiempo
tira de mí y me arrastra

mientras tiro de un hilo
para arrancarlo al fondo de su tiempo

Él llega -árbol entero
Yo de mí misma falto

La memoria nos cambia de lugares
sin movernos de nuestros sitios

STEFANÍA MOSCA (Caracas 1957-2009)


La Patria es una lucha y una esperanza.

Nuestros poetas nombran a la patria

con la palabra de la poesía,

que es eterna y solamente humana

HEBE SOLBES 1935-2009 (ARGENTINA)



Marta Zabaleta recuerda a Hebe Solbes

POBLACIÓN

Hay en mi casa plantas indefensas
crecidas en la distracción.

Hay panales de avispas
solidarias y cascarones blandos,
polillas que esperan nacer.

Hay una paloma demorada en el techo,
lechuza de la siesta y antena
de plumas y pico.

Y yo camino
arrastrando las palmas de las manos
por las aristas de los muebles,
las barandas, un imaginario balcón
que improvisa el domingo.

Somos una legión de seres sin destino
dispersos los unos en los otros,
dibujados por la casualidad.

Somos lo que decimos: avispas.
polillas, cascarones, plantas, picos
de la siesta en los destellos de un vidrio.