El poeta Hilario Martínez Nebreda recuerda a Elena Andrés y nos dice de su entierro:
"Se dispuso de un coche fúnebre para dos hijos de un primo fallecido
y para mí. Así, fuimos los tres en el cortejo. No vino nadie a despedirla en el
tanatorio y menos al cementerio.En los muchos años que he debido asistir a tan
diversos entierros, por primera vez, he sentido la noble sensación de ser
el sustituto de aquel amoroso animal canino que acompañó a Mozart en su
entierro.
Noté
un rostro de extrañeza en el sacerdote que ritualizó la oración de despedida en
el Cementerio y le dije: "estamos enterrando a una gran poeta".
Entonces como sorprendido de la noticia me invitó a enunciar algún verso de la
poeta. Saqué del bolsillo el librito que publicó Adonais en el año 1961 y
con pausada voz, más bien, entristecida, pronuncié estos versos
de "Eterna vela" (Hilario Martínez Nebreda)
Tuve
el placer de conocer a Elena Andrés gracias a Hilario y Covadonga, y pude fotografiarla en 2005, quizás sea una de sus últimas fotos.( Edith Checa)
Tristemente alguna gente tan sensible como Elena se quedan solos sin saber muy bien porqué.
ResponderEliminarQué buen y acertado poema para la ocasión, eligió Hilario, otro de los grandes, en todos los sentidos.
Gracias, Edith, por publicar esta entrada y abrir este blog.
Un beso para ti y para Hilario.
Precioso el poema y emotivo el texto de Hilario. Todas y todos estamos solos. Lo demás es teatro. bss,
ResponderEliminarGracias Edith por traernos su recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo
Javier
Me entero ahora de la triste noticia. Tuve la suerte de tenerla como profesora de literatura hace 25 años y siempre he recordado algunas de sus enseñanzas y también recuerdo alguno de sus poemas como este que dedicó a Einstein pero que siempre he pensado que de alguna forma también sirve para describirla o descubrirla a ella. Se titula "El sabio":
ResponderEliminarPlasmó perfectas fórmulas.
Un movimiento, en vilo
medio instante parado,
apresó; el equilibrio
sus manos componían.
O Cogían filamentos
donde cruzara el caso,
que exquisitos temblaban
en su dedo agudísimo.
Sus claves, ecuaciones
que infinitas sabía
que cortaría la muerte;
mas otros y otros ciclos...
Estrellas matemáticas,
mapas exactos, pozos
de reflexión hervían
por detrás de su frente.
En su cerebro un cosmos
de distancias precisas,
tensas y palpitantes,
fórmulas del origen
en geométricos nervios.
De frente luz: espalda
de Dios, rastro de números.
Y todas las mañanas
pasaba, árboles blancos;
su abrigo sacudía
el viento, caminaba
con paso inalterable
por las calles de invierno.
Todos le conocían,
respetaban, distantes,
eso sí, le miraban.
Pero un día en la gran plaza
-o en un libro redondo
como una plaza abierta-;
pero un día en la gran plaza
dio una pirueta ágil,
como en los grandes circos.
Y después miró a todos
y reía, y reía.
Era una gran tristeza
que se reía incesante.
Todos le sonrieron,
con fervor le miraron,
con fervor se miraron,
y todos: él y todos,
y todos comprendieron.
Conocí a Elena cuando regresé de California. Estuve en su casa, tengo fotos de ella, luego perdí su rastro y la he recordado muchas veces. Hoy pensé de nuevo en ella y busqué en internet, me encuentro esta página y la triste noticia de su muerte. Pero no, ella no murió nunca, nos dejó su enseñanza, sus versos, su encanto. Gracias Edith. Escogiste un gran poema para su despedida. Hubiera querido estar a su lado. Estoy a su lado... Ella fue una gran Maestra. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola Edith! Estaba recopilando información sobre Elena, cuando he visto la reseña de Hilario. La recuerdo en la presentación de mi primer libro, "Sortilegios" y sus palabras llenas de cariño. Supe su fallecimiento bastante tiempo después pero no las circunstancias, yo atravesaba también una mala racha familiar. Sé que su espíritu siempre navegará cerca de quienes la conocimos. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola Edith! Estaba recopilando información sobre Elena, cuando he visto la reseña de Hilario. La recuerdo en la presentación de mi primer libro, "Sortilegios" y sus palabras llenas de cariño. Supe su fallecimiento bastante tiempo después pero no las circunstancias, yo atravesaba también una mala racha familiar. Sé que su espíritu siempre navegará cerca de quienes la conocimos. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola Edith! Estaba recopilando información sobre Elena, cuando he visto la reseña de Hilario. La recuerdo en la presentación de mi primer libro, "Sortilegios" y sus palabras llenas de cariño. Supe su fallecimiento bastante tiempo después pero no las circunstancias, yo atravesaba también una mala racha familiar. Sé que su espíritu siempre navegará cerca de quienes la conocimos. Un abrazo.
ResponderEliminarSolía visitar a Elena en su casa y cenar con ella todas las semanas durante los años noventa. Hablábamos con frecuencia por teléfono. Pero la vida es enigmática y hasta ahora me entero de su muerte. En gloria esté.
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